miércoles, 17 de octubre de 2012

Decimas Palabras: Una persona a la que nunca espere extrañar

En mi opinión, la frase "nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde", se ha vuelto extremista en esta ocasión.
Nadie hubiera dicho que lo iba a extrañar. Es más, hasta lo empiezo a querer. Me doy cuenta de que, a su modo, él era muy bueno.

Cuando estaba en quinto de primaria, me toco ir al mismo salón que un chico llamado Erick. Y yo le odie desde el primer instante en que lo vi. Y lo odie por mucho tiempo. Él me molestaba, yo lo despreciaba, y ambos nos odiábamos. EL odio que sentía por él me hacia sentir asco al mínimo tacto, solo con verlo. Para poderlo comparar a continuación, diría que mi odio se ubicaba en la piel. Era fácil expresarlo y decirlo. Era fácil olvidarlo, y fue practicamente fácil superarlo cuando quise. Porque a final de quinto año me entere que le gustaba. Y por eso me molestaba tanto. 
Puff, que infantil.
Bueno. Este año también empecé gustandole a un chico. Pero él no me molestaba, solo se comportaba como cualquier enamorado que no se atrevería a decirlo y esta tratando de ganar intimidad y fuera un amigo. Pero yo sospechaba sus sentimientos y comenzó a desagradarme su cercanía. Comencé a ser...sí, cruel. Le hable del chico que me gustaba, le deje claro que no quería gustarle a nadie, me hacía la desentendida ante las señales, comencé a comportarme mal con él, no ser agradable. 
No lo despreciaba tan abiertamente como a Erick, porque había sido mi amigo en primer lugar, no se había ni confesado, y yo no quería actuar tan cruel.
Jejeje, ahora estoy pagando las consecuencias.
Ahora, este chico se la pasa haciendo justo lo que me desagrada. Me da besos en la frente y el cabello, me abraza y me dice palabras incómodas. Ya se me confeso (por face y porque estaba enfadado), y ahora no tiene que ocultarlo, pero también me odia. Odia mi actitud y mi forma de reaccionar. Probablemente esperaba que actuara tierna y amable, aunque lo rechazara, no esperaba que estuviera tan podrida por dentro para actuar como lo hago con él. Pero lo estoy. Hay algo increíblemente feo dentro de mí, y él tuve una probada de ello. Bu bu.

El punto es que su actitud me ha hecho reconsiderar lo afortunada que fui con Erick. Él considero mi actitud y se acoplo a ella, aunque también eso pudo haber sido lo más fácil para él, pero me da la impresión de que las cosas pudieron haber sido diferentes si yo hubiera actuado de otra forma. Nunca me forzó sus sentimientos y después de que me entere que le gustaba, hasta se mantuvo alejado de mí. La verdad, es que él su actitud pudo haber sido de las mejores formas de reaccionar para un niño de 10 años quien era constantemente molestado por la mayoría de su grupo. Porque era así. Se podría decir que era víctima de bullying psicológico, porque nadie le pegaba.

Pero el chico de ahora es diferente. Si mi odio por Erick se ubica en la piel, el odio por el chico de ahora se ubica en los musculos. No corro cuando se acerca, pero es como si mis musculos se volvieran mas tiesos y crece en mí una desesperación extraña que no puedo gritar. Me rebelo contra que me toque y me alejo de inmediato. Creo que esta actitud es parte de la lucha por tratar de no ser tan cruel como con Erick, y mis verdaderos sentimientos de "púdrete".
Es que parece que me está forzando. Como si estuviera tratando de forzar mi cariño. Y yo... ¡me da tanto asco!

Dicen que del odio al amor hay un solo paso. Tal vez por eso esta actuando de esa manera cuando sabe que lo detesto. Pero también a él le salió el tiro por la culata. Ahora al que puedo decir que quiero es a Erick, él me ha hecho apreciarlo. Y no dejó de imaginarme en un noviazgo con otras personas. No lo quiero a él, pero me ha hecho querer a otras personas.
Y la verdad, esa idea me reconforta. Ojala él lo supiera, y pagara su estúpida actitud.

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