domingo, 7 de septiembre de 2014

Es más fácil juzgar algo como "erróneo" que de "incomprensible".

Hoy. Hoy. Hoy. Sólo podría empezar por hoy. Hoy. Hoy.
¿Por qué sólo hoy? Porque esas noches ya pasaron. Todas las noches siento desesperación y gritos, y un llanto que no aparece, pero todas las noches es distinto. "¿Por qué?", no lo sé.
Por qué me deprimo. Por qué siento tanto dolor, y tanta repulsión por el mundo. No lo sé.

Hoy.  Mi abuelita salió del hospital. No sé nada de ello. En realidad no quiero saber nada. Ni siquiera quiero pensar en ello. Yo podría vivir sin el conocimiento. No quiero saber. ¿Por qué? Porque no cambiaría nada.

Pero mi madre no comprendería esa razón. Ella quiere que me preocupe cuando ella se preocupe. Que me alegre cuando ella se alegre. Que reaccione de una manera -normal-. Que me sienta como todo el mundo se sentiría. Pero yo no puedo. No puedo preocuparme cuando me dicen que tendrá una operación, que será internada. No puedo alegrarme cuando me diga que todo salió bien, o que está de regreso en casa.

Yo sólo puedo ignorar el hecho de que mi abuela está en un hospital y mi madre llora de la preocupación. Yo sólo puedo llorar cuando mi abuela está de regreso en casa, y comenzar a preocuparme, si de aquí en adelante todo saldrá bien...

Mi madre no podría entender eso. O tal vez le costaría mucho, y yo sería mucho más extraña a sus ojos. Ella me ama, pero saber que nunca reacciono como debería, debe ser duro, ¿no?

"No comprendes a tu hija". Es mucho más fácil juzgarnos como erróneos antes de enfrentarte a esa realidad.

Ah, pero definitivamente hay algo mal en mí. Al menos.


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